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CONOCE LOS INGREDIENTES DE LO QUE CONSUMES, CUIDADO CON EL CÁNCER Y OTRAS ENFERMEDADES

 

El valor nutricional de nuestros alimentos definen nuestros niveles de energía, nuestro estado de salud y hasta nuestro estado de ánimo. La variedad de alimentos provenientes de lugares cercanos y distantes que nos ofrece un mundo tan interconectado como hoy en día, nos hace pensar más en la pluralidad de exquisitos sabores que en el contenido de dichos manjares.


 
Si nos detenemos brevemente y observamos de manera crítica los componentes de muchos de los productos que compramos en el supermercado con cotidianidad, encontramos que poseen ingredientes que, al investigar más a fondo, suelen ser desconcertantemente nocivos para nuestra salud.
Como consumidores, llegamos al punto de ser “fieles” a ciertas marcas, marcas que a nuestro juicio nos ofrecen productos confiables, saludables, y por supuesto, deliciosos. Sin embargo, en muchas ocasiones, estas compañías que tanto afectan nuestas vidas, para reducir costos de producción e incrementar sus márgenes de venta, utilizan ingredientes alternos, sintéticos, y altamente dañinos en la fabricación de dichos comestibles.
Lo barato sale caro, no deberíamos descuidar lo más valioso que poseemos, nuestra salud, nuestras vidas. Mientras la población no despierte y se empiece a educar en cuanto a lo que ingiere y la intención de las compañias que venden estas toxinas disfrazadas en vívidos y coloridos empaques, estamos a la espera de convertirnos en estadística, en otro número más en la lista de personas padeciendo de cáncer u otra complicación médica fácilmente prevenida.
 
Tomemos nota que desde hace aproximadamente unos 50 años los casos de cáncer han aumentado gradualmente hasta hoy en día alcanzar estatus de epidemia. Mas nadie habla de ello.
 
Suplementos como el Aspartamo, Ácido Fosfórico, Jarabe de Maíz, Jarabe de Maíz de Alta Fructosa, Taurina, MSG (Glutamato MonoSódico), Fluoruro de Sodio, Aceites Parcialmente Hidrogenados y los Colorantes y Saborizantes Artificiales, están en la cima de una larga lista de ingredientes y químicos por evadir. Algunos son interruptores de endocrina, causantes de obesidad, otros son cancerígenos, y otros son nada más y nada menos que desperdicios industriales que de alguna manera fueron a parar en productos comestibles.¿Cuál es el común denominador? Todos son causantes de serias complicaciones de salud. Les invito a hacer click en las imágenes y revisar los ingredientes.
 
A mi juicio, todos estos elementos son preocupantes y deberíamos conocerlos. Pero de momento quisiera enfocarme en los 2 de mayor notoriedad.
 
ASPARTAMO: Muchos conocemos las marcas NutraSweet, Splenda y Equal, entre otras. El aspartamo es un endulzante sintético utilizado como suplemento de azúcar y se encuentra con frecuencia en productos como refrescos, chocolates, caramelos y jugos.
Entre sus efectos más conocidos están: Cánceres cerebrales exóticos y enfermedades degenerativas del sistema nervioso como Parkinson’s y Alzheimer’s.
 
JARABE DE MAÍZ Y JARABE DE MAÍZ DE ALTA FRUCTOSA: Para encontrar unos de estos dos ingredientes no hay que ir muy lejos, veámos las etiquetas de productos como: mermeladas, panes y embutidos, refrescos, chocolates, salsas de tomate, vegetales enlatados, cereales, yogures y aderezos para ensalada.
El Jarabe de Maíz, como el nombre sugiere, es un derivado del maíz y aunque una poco probable fuente de azúcar, es considerado unos de los endulzantes más populares en la actualidad.
El Jarabe de maíz y el Jarabe de Maíz de Alta Fructosa son considerados como compuestos interruptores de endocrinas, causantes de obesidad y todos los males que acompañan a esa condición. Prácticamente interrumpen las hormonas de tu cerebro que le “dicen” a tu cuerpo cuando “quemar”  lípidos (grasas) y cuando retenerlas.
 
Un estudio de la prestigiosa Universidad Princeton en los Estados Unidos llevados a cabo por el Prof. Bart Hoebel mostró, en pruebas a ratas de laboratorio, que todos los especímenes a que le suministraron jarabe de maíz de alta fructosa, todos, mostraron incremento de peso de manera anormal, especialmente en el abdomen y un ascenso en células lípidas sanguíneas llamadas triglicéridos.
 
El hecho de que estos ingredientes se encuentren en abundancia en centenares de productos destinados a niños y adultos nos lleva a preguntar, ¿Qué departamento o agencia del gobierno hace control de calidad a estos productos antes de que sus respectivas compañías los saquen al mercado? Y, ¿Por qué no hay ningún tipo de diálogo o información para concientizar a la población en torno a tan vital aspecto de nuestras vidas, nuestra alimentación?
Pienso que es válido cuestionar también la verdadera intención de ciertas corporaciones cuyos productos, prohibidos en los mercados europeos y norteamericanos, son vendidos en América Latina y países en vía de desarrollo a través del planeta. Países con pocos, o en ocasiones, ningún tipo de legislación u organismo que regule y estudie que tan apto para consumo humano son estos productos e ingredientes.
¿Será que somos considerados en vez de gente, simples consumidores, tontos, ignorantes y poco responsables?
 
Considero que somos seres interesantes, dinámicos, inteligentes y razonables, capaces que educarnos y tomar control de nuestra salud y nuestras vidas, siempre con ojo crítico y una actitud responsable.
 
Depende de nosotros trazar una línea en la arena y definir qué realmente vale la pena al final, un delicioso sabor traicionero o una buena bocanada de vida.
Por: A. Polanco