XALAPA, Ver. (apro).- Dos días después de que la revista Proceso
publicara la falta de información fidedigna sobre el asesinato de su
corresponsal en Veracruz, Regina Martínez Perez, el gobierno de Javier
Duarte de Ochoa dio por “esclarecido” el caso al asegurar que la causa
del homicidio fue el robo.
La noche del martes, la Procuraduría
General de Justicia (PGJ) del estado presentó a un presunto homicida y
aseguró que otro se encuentra prófugo, con lo que descartó que la muerte
de la corresponsal del semanario haya estado vinculada a su labor
periodística.
Negado a informar a los coadyuvantes de la
investigación, la revista Proceso y la Fiscalía Especializada para la
Atención de Delitos Cometidos contra la Libertad de Expresión (FEADLE),
sobre las diligencias ministeriales –como informó la revista en su
número en circulación (Proceso 1878) –, el gobierno de Veracruz aseguró
que después seis meses de investigaciones “ha llegado al esclarecimiento
del homicidio de Regina Martínez Pérez”.
El Procurador General de
Justicia, Amadeo Flores Espinoza, presentó ante la prensa como probable
asesino a Jorge Antonio Hernández, “El Silva”, quien según el
funcionario “se declaró confeso” del homicidio.
Según la versión
oficial, “El Silva” señaló a su cuñado, José Adrián Hernández Domínguez,
“El Jarocho”, como coparticipe de los hechos, ocurridos el sábado 28 de
abril en el domicilio de la periodista, quien murió golpeada y
asfixiada.
Flores Espinoza aseguró que “El Jarocho” se encuentra
en calidad de prófugo y se ha solicitado el apoyo a la Procuraduría
General de la República (PGR) y a las 31 procuradurías de los estados
para su localización.
En
la lectura de un comunicado, en la que no se permitieron preguntas de
los representantes de los medios de información, Flores Espinoza y la
directora de Investigaciones Ministeriales de la PGJ, Consuelo Lagunas
Jiménez señalaron que “los malvivientes” eran conocidos de la periodista
y fue ella quien les permitió entrar a su casa.
Sobre las causas
del asesinato, Amadeo Flores dijo que por una “discusión”, “El Jarocho”
comenzó a golpear a la periodista, acto al que se sumó el otro supuesto
asesino. Entonces le exigieron que les indicara donde tenía el dinero y
objetos de valor.
Pero el procurador evitó precisar el motivo de
la “discusión”, el total de los objetos y dinero en efectivo robados a
la periodista y la supuesta amistad de Regina con los “dos
malvivientes”.
El titular de la PGJE aseguró que Hernández Silva
confesó ante el Ministerio Público que sustrajeron dinero debajo del
colchón de Regina Martínez y otros objetos de valor, de los cuales sólo
se mencionó un reloj de pulsera, color café.
En la rueda de prensa
que duró quince minutos, Amadeo Flores presumió que “un grupo especial”
de Agentes del Ministerio Público indagó sobre tres líneas de
investigación que permitieron “identificar plenamente a los probables
agresores”.
En el desahogo de esas líneas, el ministerio público
interrogó a diez periodistas cercanos a Regina Martínez, a sus vecinos,
empleados domésticos y a “malvivientes” de la colonia Felipe Carrillo
Puerto.
Dijo que los periodistas interrogados “indicaron no
conocer sobre reclamo, acoso, peligro o amenaza que se cerniera (sic)
sobre la periodista. La describieron como una persona profesional,
sumamente reservada en su ámbito personal, y quien nunca les comunicó
sobre algún temor que tuviese”.
En tres ocasiones, tanto Amadeo
Flores como Consuelo Vázquez hicieron hincapié en la “alta presencia
delincuencial” de la colonia Carrillo Puerto, donde vivía la periodista y
que se conoce como el barrio del Dique, en la capital del estado, “un
barrio bravo”, como lo bautizó el propio titular de la PGJE en
declaraciones a Proceso.
Vázquez Lagunas presentó
diapositivas para ilustrar a los reporteros que en los más de seis
meses de investigación declararon un total de 38 personas, se integraron
56 dictámenes periciales, así como 35 informes de investigación
presentados ante el Ministerio Público, investigaciones que llevaron a
la localización de “El Silva” en el municipio de Colipa, Veracruz.
A
decir de Amadeo Flores se hizo un trabajo “profesional”, “acucioso” y
“científico” que “por la delicadeza del caso”, las investigaciones se
mantuvieron en total secreto.
Al término de la lectura del extenso
comunicado, tres elementos de la Secretaria de Seguridad Pública
presentaron a Hernández Silva, quien se notaba trastornado ante el
cúmulo de cámaras, vestía una sudadera blanca y en todo momento mantuvo
la cabeza gacha y ante el morbo de los periodistas, manifestaba su
molestia moviendo el tupido bigote.
En una diapositiva fue
presentada la fotografía de “El Jarocho”, quien al igual que su cuñado
posee antecedentes penales por robo y lesiones. Tiene un enorme tatuaje
que le cubre todo el pecho, en el cual tiene rotulado dos asteriscos y
la palabra “Lourdes”; es de tez morena y por sus facciones, no rebasa
los 30 años.
Para fortalecer sus pesquisas, la PGJ refirió el
relato de un vecino, según el cual el día del crimen vio “alrededor de
las 22:00 horas” a dos sujetos vecinos de la zona de quienes dijo sólo
conocía sus apodos como “El Silva” y “El Jarocho”.
“Diversos
malvivientes de la zona se ausentaron de forma simultánea tras la
comisión del homicidio de la periodista, retornando la mayoría de ellos,
al cabo de unos días, no así los sujetos apodados “El Jarocho” y “El
Silva”, sobre los cuales se profundizó la investigación, lográndose la
identificación plena de estas personas”, dijo la funcionaria.
El
procurador aseguró que los objetos robados y el efectivo fueron
guardados en la casa de la hermana de “El Silva” y pareja de “El
Jarocho”, que responde al nombre de María del Rosario Morales Zarate.
“Al
día siguiente los sacaron para vendérselas a un sujeto que se dedica a
comprar cosas robadas a los malvivientes de la zona y que responde al
nombre de Sergio Hernández Martínez, “El Mafer”, quien en declaraciones
ministeriales confirmó la versión de haberse quedado con los objetos
robados a cambio de mil pesos que entregó a Hernández Domínguez”, narró
Flores Espinoza.
Añadió que “El Jarocho” fue a exigirle más dinero
por las cosas y al no dárselo, procedió sólo a dejarle un reloj de
pulsera color café.