MÉXICO, D.F. (apro).- El Consejo General del Instituto Federal
Electoral (IFE) aprobó hoy, por unanimidad de sus nueve consejeros, la
destrucción de la documentación de los comicios federales de 2006 y
2012.
En relación con la controvertida elección presidencial de
hace seis años, en las que se adjudicó el triunfo a Felipe Calderón
Hinojosa, quien sólo obtuvo .56% más de votos que Andrés Manuel López
Obrador, el IFE determinó la destrucción de la paquetería electoral de
entonces, toda vez que no existe supuestamente ya procedimiento jurídico
alguno, ni dentro ni fuera del país, que impida proceder a dicha
destrucción.
El artículo 302 del Código Federal de Instituciones y
Procedimientos Electorales (Cofipe) ordena que una vez concluido el
proceso comicial debe procederse a destruir el material electoral.
Para
el caso de la elección federal de este año, que no tuvo mayores
complicaciones en términos del conteo de los votos y los recuentos
practicados –las quejas e impugnaciones se hicieron más bien sobre temas
de equidad, transparencia en gastos e ingresos de los partidos, compra y
coacción de votos–, el IFE simplemente, se dijo hoy en la sesión
extraordinaria del Consejo General, está acatando lo que ordena el
Cofipe.
En los respectivos lineamientos aprobados hoy, se prevé
que en este mismo mes de octubre podrían destruirse los materiales
electorales de los comicios de julio pasado, en tanto que los de 2006 se
destruirían en noviembre próximo.
Eso fue lo que determinó hoy el
IFE. Sin embargo, las representaciones de los partidos de la Revolución
Democrática (PRD), del Trabajo (PT) y Movimiento Ciudadano (MC),
anunciaron –en la misma sesión– que impugnarán ante el Tribunal
Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) los acuerdos
aprobados hoy por el Consejo General del IFE.
Los representantes
de esos partidos ante el IFE hicieron, en la sesión, todo lo
retóricamente que les fue posible para frenar la aprobación de los
acuerdos.
Inclusive días antes –el 28 de septiembre–, Camerino
Eleazar Márquez Madrid, representante del PRD, hizo al presidente
consejero del IFE, Leonardo Valdés Zurita, una petición formal para
hacer una “consulta in situ de los votos válidos, los votos nulos, las
boletas sobrantes y la lista nominal del proceso electoral federal
2005-2006”.
La respuesta se la dieron el martes 2 de octubre.
Prácticamente
inapelable: las boletas electorales están resguardadas bajo un “régimen
de especial tutela”, no son documentos públicos, y los únicos momentos,
de acuerdo con la normatividad, en los que se puede tener acceso a
ellos, son durante el escrutinio y el cómputo, el cómputo distrital y la
apertura que, en su caso, ordene el TEPJF, mismo que resolvió desde
2007 que las boletas deben ser destruidas una vez concluido el proceso
electoral.
Además, las boletas electorales, de acuerdo con lo
dispuesto en la fracción I del artículo 14 de la Ley Federal de
Transparencia, son información clasificada como reservada.
En la
respuesta al representante del PRD, el IFE incluye la decisión que tomó
el 2 de noviembre del año pasado la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos (CIDH), en el sentido de levantar las medidas cautelares
emitidas para suspender la destrucción de las boletas electorales, en
tanto no se resolviera una denuncia interpuesta por Rafael Rodríguez
Castañeda, director de la revista Proceso.
Pero, dice la respuesta, la CIDH resolvió declarar inadmisible la petición –de Proceso–
y decidió levantar las medidas cautelares, con lo que en consecuencia
debe procederse a la obligada destrucción de la documentación electoral
–143 mil paquetes distribuidos en 32 bodegas en el país–, como establece
la ley federal en la materia.
Pero en la sesión, los
representantes se fueron con todo contra los consejeros, con una idea
fija que reiteraron de mil formas: están abonando a la opacidad, a la
falta de certeza, y están impidiendo al país saber qué fue lo que
sucedió en la elección de 2006 y cuál fue su resultado verdadero.
Fiel
a la retórica de su partido, el representante del MC, Ricardo Mejía
Berdeja, sintetizó el tono y el contenido de quienes se opusieron, en la
sesión, a la destrucción de los materiales electorales:
“En
México, las instituciones electorales pretenden seguir dando pasos
regresivos que sigan vulnerando nuestra maltrecha democracia, pero sobre
todo, que violentan el derecho humano de los ciudadanos a conocer sus
historia.
“Pareciera que a los poderes fácticos les corre prisa
por destruir la historia y cancelar derechos fundamentales. Hoy,
cancelar todas estas boletas electorales de dos fraudes; ayer, cancelar
derechos de los trabajadores.
“1988, 2006 y 2012 son la historia
de la confabulación de los poderes fácticos para impedir en gran medida
el triunfo de las fuerzas progresistas. El 2006 es una herida abierta en
la historia política del país”, denunció.
Y en medio de la
retórica, se atrevieron a proponer cosas que causaron la risa de varios
consejeros. Como esa de que se conservaran los paquetes electorales de
2006 en el Archivo General de la Nación (AGN).
Rápido alguien
pidió a la Secretaría General datos para dar idea del espacio que se
necesitaría para guardar mil 957 toneladas de papelería –unos 98
tráileres de 20 toneladas cada uno–, que abarcan unos 5 mil 611 metros
cúbicos.
Y faltan los paquetes de 2012, que también propusieron que se conservaran.
Los consejeros electorales no le siguieron el juego retórico a los partidos de izquierda.
Inclusive,
dejaron en un segundo término el costo que ha implicado conservar por
seis años la paquetería electoral de 2006: a las secretarías de la
Defensa Nacional y de la Marina, unos 350 millones de pesos; al IFE,
casi 77 millones.
Total, 427 millones de pesos, a razón de unos 71 millones en promedio por año.
Que
ya los quisieran –se dijo en la sesión– muchos de los municipios más
pobres del país, como el guerrerense Metlatónoc, que apenas ronda los 40
millones de presupuesto anual.
Pero, en fin, será el Tribunal
Electoral, la máxima autoridad jurisdiccional, quien finalmente decida
sobre la destrucción de los materiales electorales.