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don Trino, historia de un secuestro anunciado




El 6 de diciembre, 18 integrantes del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad fueron interceptados por un grupo armado al salir de Ostula, Michoacán. Fueron amagados y luego dejados en libertad, pero secuestraron a don Trino, uno de los líderes de la comunidad.
Gloria Muñoz Ramírez
Fotos: Federico Ortiz e indymedia.org


Integrantes de la caravana del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad que acudieron a una misión de observación a la comunidad de Ostula, Michoacán, fueron bajados de su vehículo y amagados con armas largas por un comando cuando salían de las tierras recuperadas de Xayakalan rumbo a la cabecera de Ostula, donde se llevaría a cabo una consulta interna de la comunidad para decidir si aceptaban o no entregar una parte de sus tierras a los pequeños propietarios del municipio de Aquila. Los secuestradores dejaron en libertad al grupo de 18 personas del Movimiento, quienes se encuentran en buen estado, pero secuestraron a don Trinidad de la Cruz Crisóforo, mejor conocido como don Trino o el Trompas, uno de los principales líderes de la comunidad, encargado de la guardia comunitaria desde que el pasado 29 de junio los nahuas recuperaron este predio que durante 40 años estuvo invadido por supuestos pequeños propietarios provenientes de la comunidad de La Placita.

Comuneros de Xayakalan entrevistados telefónicamente informan que los integrantes de la caravana fueron interceptados por un grupo armado coludido con el crimen organizado y llevados al monte, los amenazaron y luego los dejaron en libertad. Todos están a salvo, con excepción de don Trino, cuyo paradero se desconoce.

Trinidad de la Cruz Crisóforo, usaba el apelativo de Trompas por cuestiones de seguridad, ante las permanentes amenazas que tenía por parte del crimen organizado y de los paramilitares. Es un hombre mayor, nahua, “valiente y comprometido con su pueblo”, como lo definen sus compañeros. En todas las entrevistas y pláticas informales que sostuvimos con él, advirtió que esas tierras les pertenecían a los comuneros de Ostula y que “solo muertos” los podrían sacar de ahí. Hoy el Trompas está desaparecido y de su secuestro fueron testigos 18 personas del Movimiento por la Paz.

El pasado 14 de noviembre, informan los comuneros entrevistados, don Trino fue “duramente golpeado, en presencia de la comunidad, con un arma R-15 por Priciliano Corona Sánchez, alias Chalano, con la complicidad de Iturbide Alejo, alias Turbinas, y por Margarita Pérez, alias La Usurpadora, personas que habitan en Xayakalan y trabajan para el crimen organizado”.

Los comuneros, quienes se niegan a dar su nombre por temor a represalias, afirman que en junio pasado, “el Chalano amenazó de muerte a don Trino y a Pedro Leyva, quien finalmente fue asesinado el pasado 6 de octubre”.

En ocasión del segundo aniversario de la recuperación de sus tierras, los nahuas de Ostula denunciaron que “la guerra que actualmente vive nuestra comunidad y que es un capítulo pequeño de la guerra que desgarra a la Nación entera, la podemos contar en números: 26 comuneros muertos, cuatro desaparecidos, decenas de viudas y huérfanos y cientos de desplazados”. A esta cifra se suman el asesinato de Pedro y el secuestro de don Trino.

Ostula: “De aquí nadie nos saca”

El 29 de junio del 2009 los nahuas de Ostula recuperaron más de mil hectáreas de tierras, montes y playas “que durante más de 40 años estuvieron en manos de pequeños propietarios de La Placita”. Desde ese momento esas tierras llevan el nombre de Xayakalan.

“Pudimos recuperar nuestras tierras”, señaló el Trompas en entrevista concedida a Desinformémonos en agosto pasado, “gracias a que todos le entramos a reorganizar nuestra policía tradicional. Ahora de aquí no nos vamos, para eso tenemos nuestra policía”, dijo.

A poco más de dos años de haber recuperado estas tierras, el Trompas aseguró: “Todos aquí seguimos puestos. Si el huracán Beatriz no nos sacó, menos el gobierno”.

La policía comunitaria de Ostula está conformada por cerca de 500 integrantes y su función, explica el Trompas y otro grupo de comuneros, “es resguardar el perímetro de las tierras en conflicto”. No están, insisten, “para enfrentar a la delincuencia organizada ni para desarmar a nadie ni intervenir en otras cosas, sino sólo para cuidar el territorio que nos pertenece”.

La respuesta del gobierno a la organización “no ha sido buena”, insistió don Trino, bajo los escombros de una palapa en Xayakalan. “El gobierno no quiere que tengamos nuestra policía. No le gusta porque no la mandan ellos, pero aquí siempre hemos sido autónomos. Exigimos el reconocimiento de nuestra policía, pero si no llega de todas maneras seguimos”.

Ostula es una de las tres comunidades nahuas del litoral del Pacífico michoacano. Las otras dos son Pómaro y Coire. Juntas poseen más de 200 mil hectáreas de territorio dentro de la costa y los montes de la Sierra Madre del Sur hasta Guerrero y Oaxaca. En las más de mil hectáreas de Xayakalan actualmente habitan unas 250 personas pertenecientes a 40 familias. Éste es el territorio vigilado.

Los nahuas exigen el reconocimiento de sus tierras y de sus órganos de autodefensa y hasta la fecha no hay nada. Mientras, mantienen la posesión del paraje y la disposición de su policía para defenderlo.

Un dato más es que la asamblea general decidió no participar en las elecciones estatales de Michoacán, del pasado 13 de noviembre. “Los partidos políticos cuando andan queriendo el puesto te platican bonito, pero después ni te conocen. Todo está por demás con ellos y aquí no entran”, señalan los entrevistados.