por Guadalupe Lizárraga
El congreso de EEUU debate sobre una fase superior de intervención en México, ya considerado "estado fallido". ¿Ante ello cuáles son los escenarios o las opciones que se pueden vislumbrar para las profundas fracturas de este país?
Escenario 1:
El ejército mexicano, en clara alianza con las mafias narcotraficantes rivales al Chapo Guzmán, dan golpe de estado, y toman control del poder político. Calderón y sus políticos huyen de México. En este escenario, las masas, la gente, seguiría su vida tal cual, con miedo y pobreza. Los empresarios monopólicos harían alianzas con los militares, los menos ricos o más vulnerables económicamente saldrían del país expulsados pro los más poderosos. EEUU pierde en esta situación el control de los recursos naturales mexicanos y el liderazgo sobre las decisiones clave de la gestión pública.
Escenario 2:
El ejército da un golpe de estado en alianza con el Chapo Guzmán, y se enfrenta a las mafias rivales. Calderón desaparece del país con los políticos más prominentes. Las masas siguen igual, con miedo y pobreza. Los empresarios se alían con los líderes militares, y el Chapo gozaría del monopolio del tráfico ilegal en todo el país y sería el principal proveedor de otros países. EEUU pierde también en esta situación el control de los recursos y el liderazgo sobre las decisiones estratégicas de la gestión pública.
Escenario 3:
Estados Unidos invade abiertamente y une al ejército mexicano para enfrentar directamente a todas las mafias sin preferencias, y sostener con hilos el gobierno de Calderón. Las masas tendrían que gozar de ciertas libertades y derechos para poder seguir con la simulación de la democracia. El miedo sería controlado, pero la miseria continuaría. Los empresarios serían acomodaticios al poder, mientras se les respete los privilegios fiscales y los bajos niveles de salarios. EEUU fortalece el liderazgo en decisiones clave de la gestión pública y utiliza a México para fortalecer su control con el resto de América Latina. Es muy similar lo que pasa ahora, pero la diferencia sería que el ejército estadounidense combatiría desde adentro y a todas las mafias.
Escenario 4:
Un cuarto escenario es que todo siga tal cual. EEUU al acecho cuidando su frontera, y conteniendo inmigrantes. El gobierno federal preparándose para su salida y recaudando todo lo que pueda para asegurar su futuro. Las masas con esperanza de que esta vez sea diferente, esperan las elecciones que podrían cambiar sus vidas, aunque sigan en la miseria. El ejército en las calles y atento a la jornada electoral venidera. Las policías, algunas enfrentadas con el ejército, otras aliadas. Los muertos aumentarían en número. El narcotraficante Chapo Guzmán ganaría la batalla, si logra mayor apoyo del ejército y de los federales, o acepta compartir las plazas. Llegan las elecciones de 2012, “gana” Enrique Peña Nieto. Sus círculos de burócratas y seguidores estarían felices, porque podrán, algunos seguir robando y otros podrán tener un trabajo seguro y bien pagado por seis años más. La real oposición se diluye después de varios días de protesta y algunas intentos de lucha. Y juntos empezamos un nuevo sexenio. El único costo de este escenario son los muertos, que en realidad parecerían no importar porque son los pobres, los que no tienen apellidos prominentes, o que son completamente anónimos como los niños calcinados el 14 de abril en Ciudad Juárez.
Estos bebés que han causado infinitamente menos conmoción, porque ni siquiera los medios se han interesado por sus nombres. Pero parecería ser el patrón de exterminio de los pobres, ante un México desactivado.
¿Seguiríamos con la simulación de la democracia?
Estados Unidos, como la mafia del poder, saben perfectamente que los mexicanos somos incapaces de realizar acciones colectivas de gran impacto y congruentes a la situación del país. No es un secreto a voces. Es una evidencia de todos los días, con todas las tragedias, y por cada sexenio. Ningún movimiento social contemporáneo ha logrado realmente ni derrocar al gobierno ni avanzar en una real democracia. Los mexicanos no somos propietarios del estado mexicano, ni tenemos un estado de derecho que nos permita valernos de él para recuperar lo nuestro.
Más aún, el principal aliado de la depredación política sistemática es la burocracia, y no nada más la del Instituto Federal Eelectoral. Tenemos un estado gordo y bofo, con un aparato burócratico de muy alto costo para poder tenerlo controlado. Tenemos poderes públicos con amplios márgenes de discrecionalidad de muy alto costo para poder manipularlos. Y tenemos los cuerpos de seguridad penetrados por las mafias del tráfico de personas, drogas y armas, también de muy alto costo para la nación, controlados nada más por la corrupción. Esta autocracia mexicana nos cuesta muchísimo más ahora, porque la simulación de la democracia se vuelve prácticamente imposible ante el descaro de la violencia, la miseria, los fraudes electorales, las burlas de los jueces, y sobre todo por la presencia de Carlos Salinas de Gortari, haciendo vida pública y moviendo hilos.
En este contexto, ¿qué alternativas tenemos los mexicanos?
1. Formar grupos por estados para documentar violaciones de derechos humanos por parte del ejército, policías federales, y autoridades civiles federales contra ciudadanos.
2. Recolectar el mayor número de violaciones para presentarse ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y ante el Tribunal Internacional de La Haya.
3. Crear coordinaciones de grupos para hacer boicots de consumo primero de un día, e irlos aumentando, contra los empresarios monopólicos y contra los medios de comunicación, televisivos, radiofónicos, digitales e impresos que incluyan cualquier publicidad oficial sea de procedencia federal, estatal o municipal.
4. Fortalecer una red ciudadana de al menos 20 millones de ciudadanos que realicemos un paro nacional generalizado. El objetivo primordial es la renuncia de los titulares del Ejecutivo, Judicial y Legislativo (los presidentes del Senado y la Cámara de Diputados). Tendrían que renunciar el presidente del IFE y los consejeros. El paro se suspendería en el momento en que todo ello ocurriera. La propuesta del paro nacional de Alvaro de Regil es muy detallada y completa.
5. También hay varias propuestas inteligentes, entre éstas la de Regeneración Nacional, (véase Juan José en FB) muy bien elaboradas de congresos constituyentes por grupos de ciudadanos que se han difundido por la red. Incluso, de fórmulas de gobiernos emergentes en caso de la renuncia o muerte del titular del Ejecutivo. Hay que decir que la sola renuncia de Felipe Calderón no funcionaría para modificar el sistema. Es necesaria la cabeza de cada poder público, al menos, para crear poderes independientes uno de otro, y para restaurar el estado de derecho. La renuncia de los funcionarios del IFE también es imprescindible si se quiere crear un sistema electoral que garantice la imposibilidad del fraude y que deje de alianzas con los responsables del hundimiento del país.
6. O simplemente visualizarnos en el cuarto escenario, en espera de otros seis años para ver si las cosas cambian.